La lámina propuesta para comentario presenta una obra pictórica de
carácter figurativo, El Grito (1893), de Edward Munch (1863-1944).
Podemos definir la temática de la
obra como un tema de carácter subjetivo y emocional, ya que el autor trata de
reflejar los sentimientos de angustia y soledad que le provoca y provoca a
muchos individuos de finales del XIX la alienante sociedad industrial.
Como podemos observar en la lámina,
Munch concibe el cuadro a partir de una composición en diagonal marcada por la
barandilla del puente, donde un individuo anónimo grita con desesperación,
mientras las dos únicas figuras que aparecen en el cuadro se alejan de él, potenciando
el sentimiento de soledad. Al tiempo, esa misma diagonal divide el cuadro en
dos, a la izquierda el protagonista de la obra y su desesperación; a la
derecha, el mundo, la incomprensión y el vacío que le atormentan, todo
expresado a través de pinceladas de potente color, alargadas y nerviosas.
Técnicamente, se trata de una obra
absolutamente deudora del descubrimiento impresionista del color. Munch, toma
del movimiento impresionista esa utilización, potente y atrevida del color.
Realmente, el Impresionismo, movimiento pictórico de finales del siglo XIX,
supuso una nueva manera de pintar caracterizada por la libertad absoluta en la
utilización del color que se convertirá en la base expresiva del cuadro.
Sin embargo Munch se aleja de los
Impresionistas por su concepto de la pintura, más ligado al Realismo, ya que
frente al “Arte por el Arte” impresionista, Munch, como los realistas utilizan
el arte como denuncia.
En realidad Munch, así como otros
pintores postimpresionistas supondrá la base de la Vanguardia pictórica de
principios del siglo XX. Especialmente Munch y Ensor iniciarán el movimiento
Expresionista, que utiliza el color de manera atrevida y casi violenta para
“disparar” emocionalmente al espectador con la fuerza del sentimiento reflejado
en sus obras.
En el caso del cuadro que nos ocupa,
ese sentimiento, como decíamos al comienzo es un sentimiento de desesperación,
angustia y soledad perfectamente entendible en el contexto histórico de Munch:
el momento álgido de la Revolución industrial, cuando Europa y parte del mundo
estaba descubriendo una nueva manera de vivir y de producir, alejada de las
relaciones humanas intensas y cercanas de la sociedad rural preindustrial para
adentrarse en el mundo urbano, la sociedad de masas y el beneficio económico.
Este sentimiento que fue común a
otros artistas de la época, como Gaugin o Ensor, queda magníficamente reflejado
en esta obra de Munch, deudora del Impresionismo en cuanto a la técnica y
anunciadora del Expresionismo en cuanto al concepto pictórico que la alumbra.
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