La lámina propuesta para comentario presenta dos imágenes arquitectónicas, por un lado, a la izquierda observamos la sala de oración (haram) de la Mezquita de Córdoba, caracterizada por la doble arquería con alternancia cromática de dovelas en blanco y rojo. A la derecha, podemos ver otra zona del interior del mismo edificio, la zona de la maqsura y el mihrab. Lo más llamativo es cómo tratándose del mismo edificio, podemos apreciar ciertas diferencias estéticas, que se explican por la cantidad de ampliaciones que se realizaron en el mismo.
En el año 711, bereberes islamizados del norte de África, cruzaron el Estrecho de Gibraltar y comenzó una conquista de los territorios peninsulares que quedarían bajo dominio musulmán en menos de 20 años, en un proceso histórico que hemos de enmarcar en la expansión del Imperio musulmán bajo el Califato Omeya.
Al Andalus, que fue la denominación que los musulmanes dieron a sus nuevos territorios peninsulares, existirá desde este siglo VIII hasta el siglo XV, cuando con la conquista de Granada, Los Reyes Católicos concluyan la unificación territorial de la Península Ibérica. De esos siete iglos de existencia, el periodo denominado Califato de Córdoba, entre los siglos X y XI, fue el de mayor esplendor.
Aunque la Mezquita de Córdoba se comienza ya en el siglo VIII, en época de Emir Abd Al Ramán I, sobre el solar de una antigua iglesia visigoda, su última ampliación se realiza en el año 990, ya en época califal, por lo tanto, se entiende esta mezquita como uno de los mejores ejemplos arquitectónicos de este periodo.
La Mezquita de Córdoba pertenece al tipo de las denominadas "hipóstilas" o "de naves", que tienen magníficos exponentes en la tunecina de Kairouán o la de Damasco, probablemente, la que debamos entender como antecedente directo de la cordobesa. La estructura de esta tipología de mezquita, parte de un doble espacio. Por un lado y como acceso, un patio abierto (porticado) o Shan en el que siempre hay una fuente para las abluciones previas a la oración, al que sigue un espacio rectangular cubierto dividido por columnas que organizan el espacio en naves o crujías, el haram o sala de oración.
En la primera imagen observamos el haram de la mezquita de Córdoba, característico como ya hemos mencionado por una curiosa solución constructiva, la duplicación de la arcada, para conseguir una mayor elevación. Los arcos de herradura, típicos del arte musulmán (influencia visigoda) se elevan en la arcada inferior sobre columnas y en la superior (arcos de medio punto) sobre pilares, utilizándose los modillones de rollo como transición entre ambos soportes.
Otro de los elementos característicos de este haram y de toda la arquitectura califal, es la alternacia del rojo y el blanco en las dovelas de los arcos, que aunque se realza con pintura, procede de la alternancia entre piedra caliza y ladrillo, probablemente copiada del acueducto romano de Los Milagros en Mérida. Y es que la asimilación de elementos artísticos de otras civilizaciones en los territorios conquistados por el Islam fue habitual y permitió que podamos rastrear en el arte islámico numerosos elementos de otras culturas artísticas.
Las naves se cubren con techumbres planas de madera que al exterior aparecen como cubiertas a dos aguas.
Las sucesivas ampliaciones que sufrió la Mezquita de Córdoba, pone de manifiesto el sentido "aditivo" del espacio en la arquitectura islámica y respondieron al crecimiento demográfico de la ciudad de Córdoba que en época del Califato se convirtió en una de las mayores del mundo occidental.
De todas estas ampliaciones (Abd Al Ramán II, la sala de oración-Abd Al Ramán III, amplió el patio), nos vamos a centrar en las dos más significativas para el espacio interno del edificio. La última de ellas, la de Almanzor, descentraría el mihrab en el muro de quibla, mientras la de Al Hakem II fue la más importante en el plano estético ya que modificó la maqsura y el propio mihrab. Es la imagen que observamos a la derecha en la lámina, en la que vemos cómo se mantiene la solución de la doble arquería, pero complica la estructura con arco polilobulados y entrelazados. Se utilizan los tres estilos decorativos islámicos (ataurique, lacería y epigráfico), tanto en la zona de la maqsura como en el hermoso arco de acceso al mihrab, de herradura enmarcado en alfil, cubriendo todo el espacio en una suerte de "horror vacui". El último elemento verdaderamente importante de la ampliación de Al Hakem II fueron las capillas lucernario que resaltaron el eje central e iluminaron el haram. Destacan estas capillar por sus cubiertas, bóvedas de nervios, levantadas sobre trompas.
En definitiva, tenemos en la Mezquita de Córdoba un gran exponente de la arquitectura islámica y en concreto de la arquitectura hispanomusulmana del periodo califal. Esta arquitectura islámica tendrá enorme influencia en el desarrollo de la arquitectura cristiana peninsular durante el medievo, influencia que qiedará claramente de manifiesto en el denominado "arte mudéjar".
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